Historia
Tiene una historia que conocemos paso a paso, con
todas sus incidencias y etapas de prosperidad y de crisis, pues tenemos la suerte de conservar las
Ordenanzas fundacionales y los Libros de Cabildos y de Cuentas desde que se creo hasta nuestros días,
sin mas laguna que la falta del libro correspondiente a los Cabildos desde 1776 hasta el 20 de abril de
1865. Supone esto una importante falta de información, que solo a través del Libro de Cuentas de ese
tiempo, nos permite conocer algunas incidencias de ese lapso, a través de los asientos que en el
aparecen. Si bien se toma como fecha de fundación el año 1540, por la Orden Franciscana en su monasterio
de Baeza, ya que en las primeras Ordenanzas de 1552 se alude a dicha fecha de 1540, es probable que su
fecha sea muy anterior, ya que en 1410 un venerable sacerdote que era familiar de San Vicente
Ferrer “en una casita en la que antes fue calle del Cristo del Bardal, instaló un oratorio y talló
un Crucificado; en su testamento quedaba dicho, que a su muerte la imagen pasase a la cofradía de la
Vera Cruz, que se hallaba en el convento de San Francisco”.
Pues bien tras un incendio en la casa del devoto, en la que él pereció, la imagen paso inmediatamente a
la capilla de la Vera Cruz, y en 1411, sin saber por que razón pasa a la ermita de la Yedra
instituyéndose así la cofradía del Stmo. Cristo de la Yedra, quedaba de esta forma la presunta cofradía
de la Vera Cruz despojada de aquella imagen, o bien este traslado se efectuó por extinción de la
cofradía en el mismo siglo XV. Esta cofradía es la segunda de todas las que llevan la advocación de Vera
Cruz de la diócesis de Jaén, la quinta de Andalucía y de las más antiguas de España. Conserva la
hermandad las primeras Ordenanzas en libro que, según el estudioso Melgares, “es una auténtica
joya bajo el punto de vista histórico y artístico”. Son las Constituciones más extensas en número
de artículos de entre las penitenciales de Baeza. La cofradía durante los siglos XVII y XVIII continúo
teniendo su sede en el Monasterio de San Francisco. A principios del siglo XVIII se procesionaban: Una
imagen de San Francisco de Asís, La Santa Cruz, Nuestro Padre Jesús Nazareno y El Crucificado entre los
dos ladrones Dimas y Gestas. Las imágenes iban sobre andas doradas acompañadas por grupos de bocineros
con bocinas doradas. En la comitiva figuraban los franciscanos y sacerdotes de la ciudad, con
sobrepellices negros cantando la Letanía de todos los Santos y el Miserere Mei, y todos habían de
ir “con mucha lumbre de cera”.
La cofradía pronto toma gran auge con multitud de acompañantes en su estación de penitencia hasta el
punto que en 1552 se toma el acuerdo de nombrar a doce personas distinguidas de la ciudad
llamados “los Doce de la Cofradía” que rigieran la procesión. Hacía su estación de
penitencia en la tarde del Jueves Santo a las siete de la tarde teniendo por obligación visitar cinco
Iglesias o Monasterios como ordenaban sus estatutos. La circunstancia de que el itinerario fuese fijado
cada año por los Oficiales, debió prestarse a abusos y arbitrariedades; para corregir esta situación, el
17 da abril de 1712, el Licenciado Don Martín Ceron, canónigo de la Catedral, de cuyo arciprestazgo era
Juez Eclesiástico dictó una resolución, fijando definitivamente un itinerario. En los primeros años del siglo XIX, un terremoto quebranto la bóveda del
presbiterio del Convento de San Francisco, sede canónica de la cofradía, por lo que hubo de ser
desmantelado para su reparación, pero esta no se pudo llevar a efecto con la debida celeridad, siendo
mas tarde ocupado el Convento por las fuerzas francesas durante la invasión napoleónica; por último se
consumó su destrucción con las leyes de la época de la desamortización, esto justifica el traslado de la
cofradía a la iglesia de Santa Cruz
En el cabildo del 20 de abril de 1865 ya aparece la cofradía asentada en la iglesia de Santa Cruz y desfilando en la Madrugada Baezana. En este cabildo fue elegido Mayordomo D. Maximiliano Fernández del Rincón y Soto, que luego Seria Obispo de Guadix y se tomó el acuerdo de reformar y actualizar las antiguas Ordenanzas, pero en cabildos posteriores solo aparecen acuerdos de reformas parciales de los antiguos, en general encaminados a sanear la maltrecha hacienda de la Hermandad, procurando reducir gastos e incrementar ingresos, hasta el punto de que se decide que antes de admitir a ningún cofrade se investigue sobre su estado de salud y edad, pues era corriente darse de alta cuando se estaba enfermo o viejo y ello ocasionaba elevados gastos de entierro, que eran por cuenta de la Cofradía.
En
el año 1889 estrenó la cofradía un nuevo gallardete, regalo del Cardenal Benavides y otros cofrades;
tenía vara y cruz de metal blanco y estandarte de damasco de seda encarnado, con escudo de raso blanco
bordado en oro fino y bordura de fleco del mismo hilo. Este gallardete se conservo hasta el año 1936,
sin embargo actualmente se procesiona una réplica del mismo. En 1892 la imagen del Nazareno, de gran
calidad artística, se envió a Barcelona para su restauración, es fama que en esta ocasión se le
dio “cambiazo” a la cabeza por otra de muy baja calidad. En 1924 se elige una nueva Junta
Directiva y se toman muchas iniciativas para renovar el esplendor de la procesión, entre ellas la
creación de una escolta de soldados romanos de infantería, acuerdo este no cristalizado hasta 1926. Pero
la estabilidad social y política, que este año empezó a tambalearse, repercute en nuestro desfile
procesional, de tal forma que ya en los años 1933 y 1936 no pudo hacerse, y alcanza su punto final con
el asalto y destrucción de la iglesia de Santa Cruz, y de todos los bienes de la Cofradía al iniciarse
nuestra guerra civil. Cuando acaba la guerra civil el patrimonio de la cofradía había quedado reducido a
un traje de capitán de la escolta de soldados romanos, las cuatro patas del trono que había estrenado
unos años antes, un gallardete y su varal de metal plateado, y los libros de Estatutos, de Actas y de
Cuentas.
Todo lo demás
había perecido en una hoguera, que un día del mes de Agosto de 1936, hicieron los asaltantes en la
plazoleta que hay frente a la iglesia. Hubieron de pasar casi seis años para que en una Junta convocada
el día 28 de Enero de 1945 por el último Mayordomo de antes de la guerra Juan Lucena Raya, se empezara a
dar forma a las gestiones de restauración de la Hermandad. Por ello, lo primero que se hizo fue encargar
una imagen “de vestir” con toda urgencia al cordobés Don Amadeo Ruiz Olmos. Esta imagen de
Jesús Nazareno con su Cruz a cuestas fue traída en tren desde Córdoba pagando como porte un billete de
viajero. Ante las ruinas de Santa Cruz, la Cofradía eligió como sede provisional la Catedral,
colocándose la imagen titular en la capilla de Díaz de Quesada.
Allí recibió culto hasta el año 1953, ya que como consecuencia de la restauración del templo catedralicio
hubo de trasladarse al Convento de Santa Catalina, pero como este templo no reunía las condiciones
necesarias para la salida procesional, cuando llegaba Semana Santa era trasladada la imagen a la iglesia
del Hospital de la Purísima Concepción. En el año 1947 se hizo un paso sencillo de gran tamaño con el
propósito de colocarlo sobre un chasis de automóvil. Ese nuevo paso permitió incorporar la imagen de
Simón de Cirene obra también del citado Don Amadeo Ruiz Olmos. En
el año 1958 es encargado un nuevo trono al escultor Manuel Rodríguez Delgado que es el que actualmente
se procesiona aunque con algunas reformas. Es también en este año cuando se termina la obra de
restauración de la iglesia de Santa Cruz, así es trasladado nuestro titular a la capilla de los Lechugas
de dicha Iglesia, celebrándose por ello una misa de acción de gracias, y fiesta solemne. Continuo con
gran impulso el auge de la cofradía, incorporándose al desfile procesional del año 1981 el paso de la
Virgen de la Aurora, obra del escultor local Juan Antonio Sánchez Sáez. En el año 1988 se le encargo la
imagen de San Juan Evangelista al sevillano Don Manuel Hernández León. El año 1990 fue un año jubiloso
con la celebración del 450 aniversario de la fundación de la Cofradía, entre los diversos actos que se
celebraron tuvo lugar la peregrinación anual de Hermandades de la Vera Cruz. En este mismo año el
Ayuntamiento concedió por unanimidad la medalla de oro de la ciudad de Baeza al Cristo de la Vera Cruz.
En el año 2001 quedó inaugurado el museo-exposición, que de manera permanente,
se encuentra instalado y abierto al público en los salones bajos de la Casa de Hermandad. También en
este año se celebro el hermanamiento con la Real Archicofradía del Santísimo Cristo de la Yedra y Ntra.
Sra. Del Rosell, con motivo de la historia que las dos hermandades compartieron allá por el siglo XV. El
2003 también es un año importantísimo para la cofradía porque se inauguró definitivamente su nueva y
actual Casa de Hermandad después de haber vendido la anterior a la cofradía del Stmo. Cristo de la
Sangre lo cual significa vivir más intensamente el ambiente de hermandad y fraternidad propio de
cualquier asociación cristiana de esta naturaleza.